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viernes, 11 de febrero de 2011

Estar Enraizado



Los seres humanos somos como árboles arraigados a la tierra en un extremo y tendiendo al cielo desde el otro. Cuan alto  podemos tender, depende de la fuerza de nuestro arraigo.
Como criaturas de la tierra estamos conectados al suelo  a través de nuestras  piernas y pies. Si la conexión es vital decimos que una  persona está  enraizada.


En bioenergética empleamos esta expresión para describir la conexión de una persona con la tierra, su realidad fundamental . Estar enraizado es estar conectado con las realidades básicas de la vida: el cuerpo propio, su sexualidad, las personas con las que se relaciona.


Para evaluar la personalidad de un individuo, es importante observar como se para, de qué modo se conecta con el suelo. Nos sentimos enraizados cuando la onda de excitación llega al suelo, invierte su dirección y fluye hacia arriba como si la tierra nos empujara para sostenernos erguidos.


Estar en pie de este modo implica que podemos  mantener conscientemente nuestro terreno.
La calidad del enraizamiento de una persona determina su sensación interna de seguridad. Si está bien enraizado se siente firme sobre sus piernas y seguro de que el suelo está allí para sostenerlo, no importa lo fuerte que sean sus piernas sino la sensibilidad que tengan.


La sensación básica de seguridad se desarrolla por la relación primera con la madre. Las experiencias de cuidados, cariño, aprobación y afecto dejan el cuerpo del niño en un estado  de suavidad y gracia. El niño experimenta su cuerpo como una fuente de placer sintiéndose conectado con su naturaleza animal.


En estas condiciones un ser humano crece enraizado, con una sensación interna de seguridad; por el contrario cuando sufre la falta de afecto de parte de su madre, su cuerpo se tensa, la rigidez es la respuesta ante la frialdad tanto a nivel físico como emocional.


El indicio mas claro de la falta de enraizamiento es pararse con las rodillas tensas, esta posición disminuye la sensibilidad de las piernas, impidiendo que las rodillas actúen como los amortiguadores del cuerpo aumentando la presión en la región lumbar .


La mayoría de nosotros  no se da cuenta de que las presiones psicológicas afectan al cuerpo  del misma manera que las fuerzas físicas. En bioenergética trabajamos con las rodillas levemente flexionadas, esta posición puede resultar algo incómoda al principio, si los músculos se cansan, es conveniente sentarse en lugar de tensar las rodillas.


Al considerar la postura erecta del hombre, es útil volver a la imagen del árbol. La capacidad de un árbol  de mantenerse derecho, depende más de la fuerza de sus raíces que de la rigidez de su estructura.


La savia que transporta los elementos esenciales para la vida, fluye tanto hacia arriba como hacia abajo. Al igual que los árboles, los seres humanos miramos al cielo como fuente de  energía vital, pero también dependemos de la tierra para nuestra sustancia.



Ejercicio básico de arraigo:


Con los pies paralelos y separados unos cuarenta centímetros , inclínese hacia adelante hasta tocar el suelo con las yemas de los dedos de las manos, flexionando las rodillas tanto como sea necesario. Deje que el peso del cuerpo se reparta en la  base del pie, ni en los talones ni en las manos.


Manteniendo las puntas de los dedos sobre el suelo estire lentamente las rodillas sin tensarlas.
Mantenga esta posición  sin forzarse, respirando fácil y libremente. Tal vez sienta que sus piernas comienzan a vibrar lo que indica que están  empezando a fluir ondas de excitación. La flexión y el estiramiento deben ser mínimos.


Cuando vuelva a ponerse lentamente en pie, mantenga las rodillas levemente flexionadas y el peso del cuerpo hacia delante. Es posible que las piernas continúen vibrando, lo que es un signo de vitalidad.



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