El maestro es la persona que se pone al servicio de los demás, de la creación y del entorno. No es dueño de sí mismo, porque ha comprendido el sentido de los acontecimientos de este mundo. Es un ser humilde, lleno de misericordia hacia la humanidad. No pretende complacer ni guiar a sus amigos y familiares por el camino de su propia verdad, todo lo contrario, acompaña a los demás al umbral de su propio refugio interior. No esconde nada, no da consejos, únicamente le abre los ojos al otro a su propia realidad y al aqui y ahora. No promete nada, porque sabe que la curación esta en manos de aquel que la ha venido a buscar.
Es un ser que comparte, que no pretende saberlo todo, siempre deja algo a lo desconocido (lo no cumplido), deja que el otro siga su propio camino y ha aprendido que el despertar del otro no está en sus manos, sino en las del que viene pidiendo ayuda. Su intención no es hacer del otro un esclavo suyo.
Sabe reconocer cuando se equivoca, sabe que este mundo (que no la creación) es imperfecto y reconoce en la naturaleza y en el otro la manifestación de la gran obra de la vida en perpetuo desarrollo. Sabe que la vida le ofrece a cada uno la posibilidad de seguir un camino personal y que la única fuerza reside en la propia evolución personal y en el propio despertar de la vida verdadera.
El maestro no se cansa de la vida porque sabe que está en un perpetuo devenir. Su vocación es el momento presente al servicio del otro porque ha comprendido que lo ajeno es la parte que desconoce de sí mismo y que busca a través de la compasión hacia la humanidad.
A descubierto la alquimia de la vida en su corazón y cada dia aprende a unir el espíritu y el cuerpo en armonía. La materia es unica, igual que dios es uno junto con su creación, aunque el no sea la creación.
El maestro se reconoce en todas las personas, indiferentemente de cuales sean su posición social y orígenes culturales. Esta unido a la creación y lo demuestra en su función de iniciador, enseñante y pacificador.
Se reune con el otro en un mismo plano, no busca compararse con él, sino todo lo contrario, intente dejar que el otro se exprese y lo anima a continuar su camino acompañandolo durante un tiempo. La persona que se reconozca en algunas de estas actitudes ya es un maestro en devenir.
“EL AUTENTICO MAESTRO ES EL QUE AYUDA AL OTRO A CONVERTIRSE EN LO QUE VERDADERAMENTE ES. CONFIA EN TODAS Y CADA UNA DE LAS PERSONAS PORQUE SABE QUE SON UNICAS Y LES PERMITE ASI EXPRESAR SU PROPIA SINGULARIDAD”.
Colaboración: Alejandra Marcela Muñoz.
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